Las turbinas eólicas operan en un parque eólico cerca de paneles solares el 6 de marzo de 2024 cerca de Palm Springs. … (+)
Blockchain va más allá de las criptomonedas. Para 2026, se espera que el mercado de blockchain en el sector energético supere los 1.500 millones de dólares, un gran salto desde solo 127,5 millones de dólares en 2018. Las empresas de energía ven un enorme potencial en esta tecnología, incluida la forma en que puede transformar todo, desde la gestión de redes hasta el comercio de energía verde. . .
Blockchain es una tecnología digital que registra transacciones entre partes y almacena de forma segura esa información en un sistema descentralizado. Varios participantes verifican y registran la información para que no pueda ser alterada o alterada. Aunque blockchain es más conocido como el sistema clave detrás de las criptomonedas como Bitcoin, puede usarse para cualquier transacción segura y sus aplicaciones en el sector energético se están expandiendo rápidamente.
Hoy en día, el sector energético está evolucionando y las empresas de servicios públicos se están alejando de sistemas altamente centralizados (donde la energía se produce en grandes centrales eléctricas y se distribuye a los clientes) hacia un modelo más descentralizado. Este modelo suele denominarse «generación distribuida». El cambio está impulsado por el crecimiento de las fuentes de energía renovables y de innovaciones como las redes inteligentes y los vehículos eléctricos.
Con más energía generada a partir de paneles solares en los tejados o turbinas eólicas e hidráulicas, las empresas de servicios públicos están encontrando nuevas formas de gestionar y distribuir esta energía descentralizada, y ahí es donde blockchain juega un papel.
Blockchain permite vender esta energía extra a la compañía eléctrica local o a los vecinos sin necesidad de intermediarios. En este modelo descentralizado, la cadena de bloques es el agente conector que garantiza la transferencia segura y confiable de energía de una parte a otra. Por ejemplo, los paneles solares en los tejados pueden generar un exceso de electricidad que no utiliza el hogar y puede venderse a otros vecinos. Esto se denomina comercio de energía entre pares (P2P) y es posible gracias a las capacidades de transacción seguras, transparentes y eficientes de la cadena de bloques.
Uno de los beneficios clave de la tecnología blockchain en el sector energético es la reducción de costos. Las transacciones de energía tradicionales a menudo involucran intermediarios, lo que aumenta los costos generales. Al eliminar intermediarios, blockchain permite transacciones directas entre las partes, reduciendo tarifas innecesarias y bajando los precios de la energía para los consumidores. También permite sistemas más eficientes para las empresas de energía.
Además, blockchain mejora la seguridad al proporcionar un registro seguro e inmutable de las transacciones de energía. Esto ayuda a crear confianza entre productores y consumidores. Saber que sus contribuciones se rastrean y recompensan con precisión alentará a más personas a participar en programas de energía verde. Los días del «medidor defectuoso» pronto terminarán.
Medidor inteligente de gas natural de Pacific Gas y Electric, parte del programa de tecnología de redes inteligentes … (+)
La tecnología Blockchain enfrenta obstáculos relacionados con su imagen pública, ya que muchos la asocian con la industria de las criptomonedas, que consume mucha energía. La minería de criptomonedas, que se basa en la criptografía de «prueba de trabajo», es conocida por utilizar cantidades masivas de energía para resolver problemas computacionales complejos y producir más moneda. Comparativamente, las soluciones blockchain que se están explorando para aplicaciones energéticas utilizan métodos más eficientes energéticamente, como la «prueba de participación». Esto hace que blockchain sea viable para las empresas de servicios públicos que buscan mejorar la eficiencia sin aumentar su huella de carbono.
Para los inversores, la cadena de bloques en el sector energético conlleva riesgos y oportunidades. Por un lado, es una tecnología en evolución y su adopción por parte de los operadores de redes puede ser lenta, desigual e impredecible. Por otro lado, blockchain puede abrir nuevas fuentes de ingresos, como la venta de créditos de energía renovable en una plataforma segura, fomentando así la inversión en la expansión de la tecnología. Muchas empresas ya están invirtiendo en aplicaciones blockchain en el sector energético, incluidas IBM, Microsoft, Oracle, Google, Engie, Sun Exchange, Siemens y Shell, por nombrar algunas.
De cara al futuro, la cadena de bloques combinada con la IA podría crear sistemas de energía de IA aún más robustos utilizando datos en tiempo real para predecir las necesidades de energía, ya que la cadena de bloques rastrea simultáneamente las transacciones, permitiendo una red estable centrada en el consumidor que se adapta a la demanda cambiante. Una legislación sabia y sofisticada, políticas modernizadas neutrales para el usuario y marcos regulatorios claros son esenciales para que blockchain se convierta en un elemento fijo en el sector energético.
La Ley de Implementación de Blockchain de EE. UU. de 2023 demuestra un deseo creciente en el Congreso de que Estados Unidos asuma un papel más proactivo a la hora de liderar el mundo en tecnología blockchain. El futuro de Blockchain en el sector energético parece cada vez más prometedor. En Europa, la UE ya ha reconocido la importancia de los marcos regulatorios para las aplicaciones basadas en blockchain, incluidas las del sector energético.
Blockchain es más que la tecnología que soporta las criptomonedas. Tiene el poder de remodelar los mercados energéticos, haciéndolos más descentralizados, transparentes y eficientes. A medida que el futuro a largo plazo avance hacia energías más limpias y redes más inteligentes, el papel de blockchain crecerá. La participación y el apoyo del gobierno y las corporaciones estadounidenses en la adopción de blockchain permitirían al país convertirse en líder en este sector industrial emergente.